Sea su oración a Dios: conviérteme en lo más íntimo. Suplíquele a Dios
que le dé el poder transformador de su gracia. Aférrese a su Salvador
como lo hizo Jacob, hasta que Dios no sólo le revele lo que Ud. es, sino
que se revele a sí mismo a Ud. y Ud. vea en Jesús una fuerza y sostén,
brillo y poder que Ud. nunca antes advirtió ni comprendió. La salvación
de su alma está en gran peligro, y ahora, le ruego, no engañe a su
propia alma. Si su fe se aferra perseverantemente de las promesas, Ud. prevalecerá. Esa es la victoria que vence al mundo, nuestra fe...
Mientras Ud. sea leal a sí mismo, ningún poder adverso de la tierra ni
del infierno podrá destruir su paz ni interrumpir su comunión con Dios.
Si Ud. teme a Dios, no necesita caminar con incertidumbre. Si Ud. agrada
a Dios, con seguridad recibirá todo lo que necesita su alma. El
lenguaje de un cristiano eminente fue: “No hay nada en el universo que
yo tema, sino que no sepa todo mi deber, o que fracase en cumplirlo”...
Defienda a Jesús, aunque le requiera cualquier sacrificio o
desprendimiento. Defienda a Jesús; en cualquier lugar, en cualquier
lugar defienda a Jesús. Haga toda su obra como si pudiera ver a través
del velo y los ojos de Dios estuvieran dirigidos plenamente sobre Ud.,
captando cada acción. Él ha comprado a Ud. con su propia sangre y cuando
Ud. necesite ayuda, demándela de él y la tendrá. Entonces es cuando
Jesús lo defenderá a Ud.
Su corta e incierta vida sea una
preparación continua para la vida futura e inmortal. Se permite que la
tentación nos sobrevenga para descubrir el carácter que poseemos y para
mejorar nuestros defectos...
Haga depender su alma impotente de Dios. Siga la luz que le es dada del cielo. De Autor Momentos de Oracion.
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