Debemos dar a Dios todo el corazón, o no se realizará el cambio que se
ha de efectuar en nosotros, por el cual hemos de ser transformados
conforme a la semejanza divina. Por naturaleza estamos enemistados con
Dios. El Espíritu Santo describe nuestra condición en palabras como
éstas: “Muertos en las transgresiones y los pecados,” Efesios 2:1. “la
cabeza toda está ya enferma, el corazón todo desfallecido,” “no queda ya
en él cosa sana.” Isaías 1:5, 6. Nos sujetan firmemente los lazos de
Satanás, “por el cual” hemos “sido apresados, para hacer su voluntad.” 2
Timoteo 2:26. Dios quiere sanarnos y libertarnos. Pero como esto exige
una transformación completa y la renovación de toda nuestra naturaleza,
debemos entregarnos a El completamente. De Autor Momentos de Oracion.
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