El yo debe morir si vamos a ser considerados como seguidores de Cristo.
El apóstol dice: “Ya que han resucitado con Cristo, busquen las cosas de
arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios... Ustedes han
muerto, y su vida está escondida con Cristo en Dios”. Colosenses 3:1, 3.
“Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo
viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!” 2 Corintios 5:17
Cuando los hombres y las mujeres se convierten
a Dios, se crea un nuevo gusto moral, y aman las cosas que Dios ama;
porque su vida está unida por la cadena dorada de las promesas
inmutables a la vida de Jesús. Su corazón se extiende hacia Dios. Su
oración es: “Ábreme los ojos, para que contemple las maravillas de tu
ley”. En la norma inmutable ven el carácter del Redentor, y saben que
aunque han pecado, no van a ser salvados en sus pecados, sino de sus
pecados, porque Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo. Es por medio de la sangre de Cristo como se acercan a Dios...
Al contemplar la justicia de Cristo en los preceptos divinos, exclaman:
“La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma”. Salmos 19:7. Como
pecadores son perdonados de sus transgresiones por medio de los méritos
de Cristo, mientras son revestidos con la justicia de Cristo por medio
de la fe en él, y declaran con el salmista: “¡Cuán dulces son a mi
paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca”. “Deseables son más que
el oro, y más que mucho oro afinado” Salmos 119:103; 19:10. Esto es
conversión. Cuando el Espíritu de Dios controla la mente y el corazón,
hace volver los corazones de los padres a los hijos, y a los rebeldes a
la prudencia de los justos. Entonces la ley de Jehová será considerada
como un trasunto del carácter divino, y un cántico nuevo brota de un
corazón que ha sido tocado por la gracia divina, porque comprende que la
promesa de Dios ha sido cumplida en su experiencia, que sus
transgresiones han sido perdonadas y sus pecados cubiertos. Han ejercido
arrepentimiento hacia Dios, por causa de la violación de su ley, y fe
en nuestro Señor Jesucristo, quien murió por su justificación. De Autor Momentos de Oracion.
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