¿Creéis que es un sacrificio demasiado grande darlo todo a Cristo?
Preguntaos: “¿Qué dió Cristo por mí?” El Hijo de Dios lo dió todo para
redimirnos: vida, amor y sufrimientos. ¿Es posible que nosotros, seres
indignos de tan grande amor, rehusemos entregarle nuestro corazón? Cada
momento de nuestra vida hemos compartido las bendiciones de su gracia, y
por esta misma razón no podemos comprender plenamente las profundidades
de la ignorancia y la miseria de que
hemos sido salvados...
¿Es posible que veamos a Aquel a quien traspasaron
nuestros pecados y continuemos, sin embargo, menospreciando todo su amor
y sacrificio? Viendo la humillación infinita del Señor de gloria,
¿murmuraremos porque no podemos entrar en la vida sino a costa de
conflictos y humillación propia?
Muchos corazones orgullosos
preguntan: “¿Por qué necesitamos arrepentirnos y humillarnos antes de
poder tener la seguridad de que somos aceptados por Dios?” Mirad a
Cristo. En El no había pecado alguno, y lo que es más, era el Príncipe
del cielo; y sin embargo, por causa del hombre se hizo pecado. “Con los
transgresores fué contado: y él mismo llevó el pecado de muchos, y por
los transgresores intercedió.”Isaías 53:12.
¿Y qué abandonamos
cuando lo damos todo? Un corazón manchado de pecado, para que el Señor
Jesús lo purifique y lo limpie con su propia sangre, para que lo salve
con su incomparable amor. De Autor Momentos de Oracion.
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