Todo santo que se allega a Dios con un corazón fiel, y eleva sus
sinceras peticiones a él con fe, recibirá contestación a sus oraciones.
Vuestra fe no debe desconfiar de las promesas de Dios, porque no veáis o
sintáis la inmediata respuesta a vuestras oraciones. No temáis confiar
en Dios. Fiad en su segura promesa: “Pedid, y recibiréis” (Juan 16:24)
Dios es demasiado sabio para errar, y demasiado bueno para privar de
cualquier cosa buena a sus santos que
andan íntegramente. El hombre está sujeto a errar, y aunque sus
peticiones asciendan de un corazón sincero, no siempre pide las cosas
que sean buenas para sí mismo; o que hayan de glorificar a Dios. Cuando
tal cosa sucede, nuestro sabio y bondadoso Padre oye nuestras oraciones,
y nos contesta, a veces inmediatamente; pero nos da las cosas que son
mejores para nosotros y para su propia gloria. Si pudiésemos apreciar el
plan de Dios cuando nos envía sus bendiciones, veríamos claramente que
él sabe lo que es mejor para nosotros, y que nuestras oraciones obtienen
respuesta. Nunca nos da algo perjudicial, sino la bendición que
necesitamos, en lugar de algo que pedimos y que no sería bueno para
nosotros...
Vi que si no advertimos inmediatamente la respuesta a
nuestras oraciones, debemos retener firmemente nuestra fe, y no permitir
que nos embargue la desconfianza, porque ello nos separaría de Dios. Si
nuestra fe vacila, no conseguiremos nada de él. Nuestra confianza en
Dios debe ser firme; y cuando más necesitemos su bendición, ella caerá
sobre nosotros como una lluvia. De Autor Momentos de Oracion.
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