El Salvador quiere que alentemos a los enfermos, a los desesperados y a
los afligidos para que confíen firmemente en su fuerza. Mediante la
oración y la fe la estancia del enfermo puede convertirse en un Betel.
Por palabras y obras, los médicos y los enfermeros pueden decir, tan
claramente que no haya lugar a falsa interpretación: “Jehová está en
este lugar” para salvar y no para destruir. Cristo desea manifestar su
presencia en el cuarto del enfermo,
llenando el corazón de médicos y enfermeros con la dulzura de su amor.
Si la vida de los que asisten al enfermo es tal que Cristo pueda
acompañarlos junto a la cama del paciente, éste llegará a la convicción
de que el compasivo Salvador está presente, y de por sí esta convicción
contribuirá mucho a la curación del alma y del cuerpo.
Dios oye la
oración. Cristo dijo: “Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.”
También dijo: “Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.” Juan 14:14;
12:26. Si vivimos conforme a su Palabra, se cumplirán en nuestro favor
todas sus promesas. Somos indignos de su gracia; pero cuando nos
entregamos a él, nos recibe. Obrará en favor de los que le siguen y por
medio de ellos.
Sólo cuando vivimos obedientes a su Palabra podemos
reclamar el cumplimiento de sus promesas. Dice el salmista: “Si en mi
corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me oyera.” Salmos
66:18. Si sólo le obedecemos parcial y tibiamente, sus promesas no se
cumplirán en nosotros...
En la Palabra de Dios encontramos
instrucción respecto a la oración especial para el restablecimiento de
los enfermos. Pero el acto de elevar tal oración es un acto solemnísimo,
y no se debe participar en él sin la debida consideración. En muchos
casos en que se ora por la curación de algún enfermo, lo que llamamos fe
no es más que presunción.
Muchas personas se acarrean la
enfermedad por sus excesos. No han vivido conforme a la ley natural o a
los principios de estricta pureza. Otros han despreciado las leyes de la
salud en su modo de comer y beber, de vestir o de trabajar. Muchas
veces uno u otro vicio ha causado debilidad de la mente o del cuerpo. Si
las tales personas consiguieran la bendición de la salud, muchas de
ellas reanudarían su vida de descuido y transgresión de las leyes
naturales y espirituales de Dios, arguyendo que si Dios las sana en
respuesta a la oración, pueden con toda libertad seguir sus prácticas
malsanas y entregarse sin freno a sus apetitos. Si Dios hiciera un
milagro devolviendo la salud a estas personas, daría alas al pecado.De Autor Momentos de Oracion.
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