Cuando somos conducidos a circunstancias adversas, ... nuestra fe es
probada; entonces debemos manifestar la mansedumbre y la dulzura de
Cristo. Ni por una palabra debemos dar expresión a los sentimientos del
corazón natural. “Si alguno no ofende en palabra, éste es varón
perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo” (Santiago 3:2)—el
hombre entero. Lo que necesitamos es estar bajo el control de Jesús. No
necesitamos hacer nuestra voluntad. He escuchado
a algunos argumentar como una excusa por su proceder equivocado: “Ud.
sabe que así es mi temperamento, ésa es mi disposición, que heredé de
mis padres”. Sí, y ellos la han cultivado, y se han educado en ella, y
así disculpan todo su mal proceder. En vez de ceder a la tentación,
deberían apoyarse en el brazo del Poder Infinito ...
Miremos al
Calvario a fin de comprender cuán grande es el amor que Cristo tiene por
nosotros. Entonces conoceremos algo de la profundidad, la anchura y la
altura de ese amor y veremos algo de la condescendencia de Dios y del
Señor Jesucristo, cómo paso a paso descendió el Salvador al valle de
humillación. No condescendió a pecar, a la contaminación, sino mantuvo
en este átomo de mundo la batalla con Satanás y su hueste, y aquí ganó
para nosotros una herencia inmortal...
Cuando ascendió a lo alto y
llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres, dejó la batalla
en nuestras manos, pero no tenemos que luchar con nuestro propio poder:
fracasaríamos si lo intentásemos. Cristo está presente con el Padre para
traer en nuestra ayuda las inteligencias invisibles, los ángeles de
Dios. Lo que necesitamos es la simplicidad de la fe, la mansedumbre y la
humildad de Cristo. De Autor Momentos de Oracion.
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