“Dejad
de hacer el mal; aprended a hacer el bien”. Esta es la lección que
todos debiéramos aprender día tras día. Nuestra preparación personal
está en primer lugar. La influencia que ejerce una vida de estricta
integridad constituirá una enseñanza continua para otros. Los que son
controlados y guiados por los principios morales y religiosos claramente
establecidos en la Palabra de Dios,
caminan en armonía con la mente y la voluntad de Dios, quien es
demasiado sabio para equivocarse y demasiado bueno para hacernos daño.
Si usted quiere caminar sabiamente, transite en los caminos de los
mandamientos de Dios. Mantenga la Palabra de Dios a su alcance, al
alcance de su mano. Esta Palabra es tan clara que nadie tiene por qué
extraviarse a menos que permita que sus tendencias heredadas y
cultivadas lo lleven a hacer el mal. Su Redentor enfrentó los arteros
ataques con las palabras: “Escrito está”, y con el mandato imperativo:
“Vete, Satanás”. Le aconsejo que con mansedumbre reciba la Palabra
injertada, que es capaz de salvar su alma. La Palabra de Dios es su
refugio. Es una torre de fortaleza, en la que puede refugiarse y estar
seguro...
El investigador ferviente y sincero de la verdad no
confundirá la verdad con el error... El error es falsedad y engaño. Los
que participan de él deben sufrir las consecuencias, como ocurrió con
Adán y Eva en el Edén. Es privilegio de todos escudriñar la verdad con
oración y ávido interés. La verdad es el árbol de vida, cuyas hojas
pueden ser comidas por la familia humana para vivir. Los que tratan de
interpretar la Palabra de acuerdo con sus propias ideas, los que la leen
ajustándola a sus propias opiniones, nunca verán la verdad y morirán en
sus pecados. Los que comen del árbol prohibido aceptan los engaños de
Satanás en lugar del “así dijo el Señor”, y a menos que se arrepientan,
nunca ganarán esa vida que se mide con la vida de Dios...
Estamos
viviendo en medio de los solemnes acontecimientos del juicio. Nuestras
almas debieran estar llenas de temor reverente, porque estamos
continuamente en la presencia de Dios. Cada uno debe decidir por sí
mismo si obedecerá y vivirá o desobedecerá y perecerá.
Para los que obedecen, la Palabra de Dios es el árbol de la vida. Es la palabra de salvación, que se recibe para vida eterna. De Autor Momentos de Oracion.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Sientase con la libertad de dar su opinión y tambien el de hacer preguntas, estoy a su servicio. Gracias.