Cristo es nuestro sacrificio, nuestro sustituto, nuestra garantía,
nuestro intercesor divino; él fue hecho por nosotros justificación,
santificación y redención. “Porque no entró Cristo en el santuario hecho
de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse
ahora por nosotros ante Dios”.
La intercesión de Cristo en nuestro
favor presenta sus méritos divinos al ofrecerse a sí mismo al Padre como
nuestro sustituto y garante; pues
ascendió a lo alto para expiar nuestras transgresiones... “En esto
consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que
él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros
pecados”. 1 Juan 4:10. “Por lo cual puede también salvar perpetuamente a
los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por
ellos”. Hebreos 7:25.
De estos pasajes resulta claro que no es la
voluntad de Dios que usted desconfíe y torture su alma con el temor de
que Dios no lo aceptará por ser pecador e indigno... Presente su caso
ante él, invocando los méritos de la sangre vertida en la cruz del
Calvario en su favor. Satanás lo acusará de ser un gran pecador, y usted
tendrá que admitir que lo es, pero puede decir: “Sé que soy un pecador,
y por eso necesito un Salvador. Jesús vino al mundo a salvar pecadores,
‘La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado’... No tengo méritos
o bondad con que reclamar la salvación, pero presento delante de Dios
la sangre plenamente expiatoria del inmaculado Cordero de Dios que quita
el pecado del mundo. Ese es mi único argumento. El nombre de Jesús me
da acceso al Padre... y él satisface mis necesidades más profundas”...
La justicia de Cristo hace que el pecador penitente sea aceptable ante
Dios y obra su justificación. No importa cuán pecadora haya sido su
vida, si cree en Jesús como su Salvador personal, se halla delante de
Dios vestido con el manto inmaculado de la justicia imputada de Cristo.
El pecador que estaba hace tan poco tiempo muerto en transgresiones y
pecados revive por la fe en Cristo. Por la fe ve que Jesús es su
Salvador, que vive para siempre y que puede salvar hasta lo sumo a todos
los que se acercan a Dios por medio de él. De Autor Momentos de Oracion.
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