El amor es una planta de crecimiento celestial y debe ser nutrida y
alimentada. Los corazones afectuosos, las palabras veraces y llenas de
amor producirán familias felices y originarán una influencia elevadora
sobre todos los que entren en contacto con la esfera de su influencia...
Las mujeres desean a hombres de caracteres fuertes y nobles, a quienes
puedan respetar y amar, y estas cualidades necesitan combinarse con
ternura y afecto, paciencia y
tolerancia. A su vez, la esposa debiera ser animosa, amable y devota,
asimilando su gusto al de su marido en todo lo que resulte posible sin
perder su individualidad. Ambos esposos debieran cultivar paciencia y
bondad y ese amor tierno del uno por el otro que hará placentera y
gozosa la vida matrimonial.
Los que tienen ideas tan elevadas de la
vida matrimonial, cuya imaginación ha construido una imagen de
castillos en el aire que no tiene nada que ver con las perplejidades y
problemas de la vida, se encontrarán penosamente chasqueados ante la
realidad. Cuando la vida real llega con sus problemas y preocupaciones,
están totalmente desprevenidos para hacerles frente. Esperan perfección
en el otro, pero encuentran debilidad y defectos, porque los hombres y
las mujeres finitos no están libres de faltas. Entonces comienzan a
encontrar faltas el uno en el otro y a expresar su frustración. En vez
de hacer esto, debieran tratar de ayudarse el uno al otro, y debieran
buscar piedad práctica que los ayude a librar valientemente la batalla
de la vida. De Autor Momentos de Oracion.
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