Será llamado su nombre Emmanuel; ... Dios con nosotros.” "La luz del
conocimiento de la gloria de Dios,” se ve “en el rostro de Jesucristo.”
Desde los días de la eternidad, el Señor Jesucristo era uno con el
Padre; era “la imagen de Dios,” la imagen de su grandeza y majestad, “el
resplandor de su gloria.” Vino a nuestro mundo para manifestar esta
gloria. Vino a esta tierra obscurecida por el pecado para revelar la luz
del amor de Dios, para ser “Dios con nosotros.” Por lo tanto, fué profetizado de él: “Y será llamado su nombre Emmanuel.”...
Al venir a morar con nosotros, Jesús iba a revelar a Dios tanto a los
hombres como a los ángeles. El era la Palabra de Dios: el pensamiento de
Dios hecho audible. En su oración por sus discípulos, dice: “Yo les he
manifestado tu nombre”—“misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y
grande en benignidad y verdad,”—“para que el amor con que me has amado,
esté en ellos, y yo en ellos.” Pero no sólo para sus hijos nacidos en la
tierra fué dada esta revelación. Nuestro pequeño mundo es un libro de
texto para el universo. El maravilloso y misericordioso propósito de
Dios, el misterio del amor redentor, es el tema en el cual “desean mirar
los ángeles,” y será su estudio a través de los siglos sin fin. Tanto
los redimidos como los seres que nunca cayeron hallarán en la cruz de
Cristo su ciencia y su canción. Se verá que la gloria que resplandece en
el rostro de Jesús es la gloria del amor abnegado. A la luz del
Calvario, se verá que la ley del renunciamiento por amor es la ley de la
vida para la tierra y el cielo; que el amor que “no busca lo suyo”
tiene su fuente en el corazón de Dios; y que en el Manso y Humilde se
manifiesta el carácter de Aquel que mora en la luz inaccesible al
hombre. De Autor Momentos de Oracion.
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