martes, 16 de agosto de 2016

AUNQUE CAIGAMOS PODEMOS VENCER

Si los hijos de Dios quisieran reconocer cómo los trata él y aceptasen sus enseñanzas, sus pies hallarían una senda recta, y una luz los conduciría a través de la oscuridad y el desaliento. David aprendió sabiduría de la manera en que Dios lo trató, y se postró con humildad bajo el castigo del Altísimo. La descripción fiel que de su verdadero estado hizo el profeta Natán, le dio a conocer a David sus propios pecados y le ayudó a desecharlos. Aceptó mansamente el consejo y se humilló delante de Dios. “La ley de Jehová”, exclamó él, “es perfecta, que convierte el alma”. Salmos 19:7.
Los pecadores que se arrepienten no tienen motivo para desesperar porque se les recuerden sus transgresiones y se los amoneste acerca de su peligro. Los mismos esfuerzos hechos en su favor demuestran cuánto los ama Dios y desea salvarlos. Ellos sólo deben pedir su consejo y hacer su voluntad para heredar la vida eterna. Dios presenta a su pueblo que yerra los pecados que comete con el fin de que vea su enormidad según la luz de la verdad divina. Entonces, su deber es renunciar a ellos para siempre. De Autor Momentos de Oracion.



TOMAR TIEMPO PARA ORAR Y LEER LA PALABRA

Muchos que podrían ser fructíferos en el servicio de Dios se dedican a adquirir riquezas. La totalidad de su energía es absorbida en las empresas comerciales, y se sienten obligados a descuidar las cosas de naturaleza espiritual. Así se separan de Dios... Hemos de trabajar para poder dar al que necesita. Los cristianos deben trabajar, deben ocuparse en los negocios, y pueden hacerlo sin pecar. Pero muchos llegan a estar tan absortos en los negocios, que no tienen tiempo para orar, para estudiar la Biblia, para buscar y servir a Dios.
A veces su alma anhela la santidad y el cielo; pero no tienen tiempo para apartarse del ruido del mundo con el fin de escuchar el lenguaje del Espíritu de Dios, que habla con majestad y autoridad. Las cosas de la eternidad se convierten en secundarias y las cosas del mundo en supremas. Es imposible que la simiente de la palabra produzca fruto; pues la vida del alma se emplea en alimentar las espinas de la mundanalidad.
Y muchos que obran con un propósito muy diferente caen en un error similar. Están trabajando para el bien de otros; sus deberes apremian, sus responsabilidades son muchas, y permiten que su trabajo ocupe hasta el tiempo que deben a la devoción... Andan lejos de Cristo; su vida no está saturada de su gracia y se revelan las características del yo. De Autor Momentos de Oracion.



BIENAVENTURADOS LOS QUE LLORAN

El llanto al que se alude aquí es la verdadera tristeza de corazón por haber pecado. Dice Jesús: “Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo”.A medida que una persona se siente persuadida a mirar a Cristo levantado en la cruz, percibe la pecaminosidad del ser humano. Comprende que es el pecado lo que azotó y crucificó al Señor de la gloria. Reconoce que, aunque se lo amó con cariño indecible, su vida ha sido un espectáculo continuo de ingratitud y rebelión. Abandonó a su mejor Amigo y abusó del don más precioso del cielo. El mismo crucificó nuevamente al Hijo de Dios y traspasó otra vez su corazón sangrante y agobiado. Lo separa de Dios un abismo ancho, negro y hondo, y llora con corazón quebrantado
Ese llanto recibirá “consolación”. Dios nos revela nuestra culpabilidad para que nos refugiemos en Cristo y para que por él seamos librados de la esclavitud del pecado, a fin de que nos regocijemos en la libertad de los hijos de Dios. Con verdadera contrición, podemos llegar al pie de la cruz y depositar allí nuestras cargas...

NUESTRO MAYOR CONFLICTO ES CON EL YO

Nuestras posesiones en esta vida son limitadas, pero el gran tesoro que Dios ofrece en su don al mundo es ilimitado. Abarca todo deseo humano y sobrepasa nuestros cálculos finitos. En el gran día de la decisión final, cuando cada uno sea juzgado por sus obras, se hará callar toda voz que hable en favor de la justificación de sí mismo; porque se verá que el Padre en su don a la humanidad, dio todo lo que poseía, y resultará evidente que los que han rehusado aceptar ese misericordioso ofrecimiento carecen de toda excusa...