Presenta
a Dios tus necesidades, gozos, tristezas, cuidados y temores. No puedes
agobiarlo ni cansarlo. El que tiene contados los cabellos de tu cabeza,
no es indiferente a las necesidades de sus hijos. “Porque el Señor es
muy misericordioso y compasivo”. Santiago 5:11. Su amoroso corazón se
conmueve por nuestras tristezas y aun por nuestra presentación de ellas.
Llévale todo lo que confunda tu mente...
Ninguna cosa es demasiado grande para que él no la pueda soportar; él
sostiene los mundos y gobierna todos los asuntos del universo. Ninguna
cosa que de alguna manera afecte nuestra paz es tan pequeña que él no la
note. No hay en nuestra experiencia ningún pasaje tan oscuro que él no
pueda leer, ni perplejidad tan grande que él no pueda desenredar.
Ninguna calamidad puede acaecer al más pequeño de sus hijos, ninguna
ansiedad puede asaltar el alma, ningún gozo alegrar, ninguna oración
sincera escapar de los labios sin que el Padre celestial esté al tanto
de ella, sin que tome en ello un interés inmediato. El ‘sana a los
quebrantados de corazón, y venda sus heridas’. Salmos 147:3. Las
relaciones entre Dios y cada alma son tan claras y plenas como si no
hubiese otra alma sobre la tierra a quien brindar su cuidado, otra alma
por la cual hubiera dado a su Hijo amado. De Autor Momentos de Oracion.
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