Aun
para los que pretenden ser seguidores de Jesús, es dificilísimo
perdonar como perdonó Cristo. Se practica tan poco el verdadero espíritu
de perdón, y se aplican tantas interpretaciones a los requerimientos de
Cristo, que se pierden de vista su fuerza y belleza. Tenemos una visión
muy incierta de la gran misericordia y amante bondad de Dios. El está
lleno de compasión y perdón, y nos perdona gratuitamente si realmente nos arrepentimos y confesamos nuestros pecados...
Cuando fue puesto a prueba, Pedro pecó grandemente. Al negar al Maestro
que había amado y servido, se convirtió en un cobarde apóstata. Pero su
Señor no lo desdeñó; lo perdonó generosamente... Por lo tanto,
recordando sus propias debilidades y fracasos, podía ser paciente con
sus hermanos en sus faltas y errores; recordando el paciente amor de
Cristo hacia él, que le proporcionó otra oportunidad de dar frutos de
buenas obras, podía ser más conciliador con los que erraban...
El
Señor requiere que tratemos a nuestros prójimos como él nos trata. Hemos
de ser pacientes, bondadosos, aun cuando no lleguen a lo que esperamos
en todo... Los últimos seis mandamientos especifican los deberes del
hombre hacia el hombre. Cristo no dijo: Tolera a tu prójimo, sino
“amarás a tu prójimo como a ti mismo”...
Debemos hacer que el amor
de Jesús domine nuestra vida. Tendrá una influencia que suavice y
subyugue nuestro corazón y carácter. Nos moverá a perdonar a nuestros
hermanos aunque nos hayan injuriado. El amor divino debe fluir de
nuestro corazón en amables palabras y bondadosas acciones para otros. El
fruto de esas buenas obras penderá como ricos racimos en la viña del
carácter...
Regocijándoos en Cristo como vuestro Salvador
compasivo, y conmovidos por la convicción de vuestras propias
debilidades, el amor y el gozo se revelarán en vuestra vida diaria. De Autor Momentos de Oracion.
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