Cada
hora del día debiéramos comprender que el Señor está cerca, que ve todo
lo que hacemos y oye cada palabra que pronunciamos... Las palabras
vulgares, terrenales, no cristianas pueden ser representadas como “fuego
extraño”, y con ellas Dios no puede tener nada que hacer. La bulliciosa
y estrepitosa risa es una negación de Dios en el alma; pues revela que
la verdad no rige en el corazón... Por
nuestras vanas palabras y ejemplo no cristiano deshonramos a Dios y
ponemos en peligro no solo nuestra propia alma sino también el alma de
aquellos con quienes nos relacionamos...
El ejemplo que Cristo ha
dado al mundo prohíbe toda liviandad y vulgaridad; y si la vida ha de
ser hecha fragante por la gracia de Dios, no aparecerán esos elementos.
Una alegría genuina, una influencia elevadora, fluirán de todos los que
aman a Dios y guardan sus mandamientos. Y esto trae consigo un poder
convincente que convierte. “Ocupaos de vuestra salvación con temor y
temblor” (Filipenses 2:12), dice el apóstol. ¿Por qué con temor y
temblor? Para que vuestra voluntad no represente falsamente de ninguna
manera vuestra fe santa mediante liviandad, por medio de chanzas, bromas
o chistes, dando así a otros la impresión de que la verdad que
profesáis no tiene una influencia santificadora sobre el carácter.
Como seguidores de Cristo hemos de hacer que nuestras palabras sean
motivo de ayuda y ánimo mutuos en la vida cristiana. Necesitamos hablar
mucho más de lo que solemos de los capítulos preciosos de nuestra
experiencia. Debiéramos hablar de la misericordia y la amante bondad de
Dios, de la incomparable profundidad del amor del Salvador. Nuestras
palabras debieran ser palabras de alabanza y agradecimiento. Si la mente
y el corazón están llenos del amor de Dios, éste se revelará en la
conversación. De Autor Momentos de Oracion.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Sientase con la libertad de dar su opinión y tambien el de hacer preguntas, estoy a su servicio. Gracias.