¡Oh,
si cada cual conociera por experiencia propia cuánto del descanso
prometido por el cielo puede lograr el alma ahora mismo mediante la
oración sincera! Si alguien no ha aprendido esta lección, es mejor que
no trate de aprender ninguna de las otras lecciones de la vida hasta que
aprenda ésta en la escuela de Cristo.
Como cristianos necesitamos una experiencia nueva y viva cada
día. Necesitamos aprender a confiar en Jesús, a creer en él y a hacer
de él nuestro confidente en todo. Jacob, que era un hombre con defectos y
debilidades, llegó a ser un príncipe de Dios por medio de la fe y la
oración. El Señor es omnipotente. El hombre es finito. Al conversar con
Dios le podemos confiar las cosas más secretas del alma, porque él lo
sabe todo, pero no al hombre...
No se descuide ni se separe de la
Fuente de su fortaleza. Vigile sus pensamientos y palabras, y en todas
las cosas que quiera hacer, trate de glorificar a Dios. Mientras más nos
acerquemos al pie de la cruz, más claramente veremos el incomparable
encanto de Jesús y el amor sin igual que él ha manifestado por el hombre
caído...
No permita que las presiones del trabajo lo separen de
Dios, porque si alguna vez necesita consejo, buen juicio e ideas claras,
eso ocurre cuando tiene mucho trabajo entre manos. Entonces necesita
usted dedicar tiempo a la oración, para tener más fe y una confianza
inquebrantable en el consejo del Médico jefe. Pídale que le ayude.
Cuando sus tareas lleguen a un punto crítico, ore más.
¡Oh, qué
tema para considerar es el hecho de que el hombre, depravado y perdido
en su condición natural, puede ser renovado y salvado por la
misericordiosa ayuda que Cristo le da por medio del Evangelio! El amor
de Jesús en el alma expulsará al enemigo que está tratando de tomar
posesión del hombre. Cada prueba soportada con paciencia, cada bendición
recibida con gratitud, cada tentación fielmente resistida, hará de
usted un hombre fuerte en Jesucristo...
Aférrese del poder de lo
alto. Aun Jesús, cuando se preparaba para hacer frente a una gran
prueba, acudía a la soledad de las montañas y pasaba la noche orando a
su Padre. De Autor Momentos de Oracion.
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