¡Cuántos hay que van por la vida bajo una nube de condenación! No creen
en la Palabra de Dios. No tienen fe de que hará lo que dijo. Muchos que
anhelan ver a otros descansar en el amor perdonador de Cristo no reposan
ellos mismos en él. Pero, ¿cómo podrán guiar a otros a tener una fe
sencilla, sincera en el Padre celestial cuando ellos miden su amor por
sus sentimientos?
Confiemos en la Palabra de Dios implícitamente, recordando que somos hijos
e hijas suyos. Ejercitémonos en creer su Palabra. Herimos el corazón de
Cristo al dudar, cuando nos ha dado tal evidencia de su amor. Él puso
su vida para salvarnos. Él nos dice: “Venid a mí, ... y tendréis
descanso...” ¿Creéis que hará así como dijo? Entonces, cumplidas las
condiciones, no llevéis por más tiempo la carga de vuestros pecados.
Ponedla sobre el Salvador. Confiaos a vosotros mismos en él. ¿No ha
prometido que os dará descanso? Pero, ¡a cuántos está él obligado a
decirles tristemente: “Y no queréis venir a mí para que tengáis vida”!
Juan 5:40. Muchos fabrican para sí mismos cargas penosas de llevar...
Mirad a Cristo, espaciaos en su amor y misericordia. Esto llenará el
alma de odio hacia todo lo que sea pecaminoso y le inspirará un intenso
deseo de tener la justicia de Cristo. Cuanto más claramente vemos al
Salvador, tanto más claramente discernimos nuestros defectos de
carácter. Confesad vuestros pecados a Cristo y cooperad con él con
verdadera contrición de alma abandonándolos. Creed que están perdonados.
La promesa es clara: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y
justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. 1
Juan 1:9. Estad seguros de que la Palabra de Dios no falla. El que
prometió es fiel. Tenéis el deber de creer que Dios cumplirá su promesa
perdonándoos como tenéis el deber de confesar vuestros pecados. De Autor Momentos de Oracion.
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